No pretendo ser coach, siempre he dicho a las personas que me contratan como asesora vocacional que solo puedo estar con ellos cuando tomen las decisiones pero deben ser ellos mismos quienes se establezcan retos y se motiven a cumplirlos porque las motivaciones externas son fugaces. Es mi opinión. 

Cuando nos damos cuenta que nuestra vida tiene a este pequeño elemento que genera grandes diferencias como la zona de confort, estamos expuestos a la oportunidad de mejorar, se darle el level up a nuestro desarrollo personal. 

En una charla con una invitada de Google en mi actual trabajo, ella nos comentaba que si algo le daba miedo entonces era cuando decidía hacerlo. Dar el paso para salir de lo que sabemos que funciona, de lo que es una rutina, de lo que nos mantiene en un espacio de comodidades mentales y emocionales es lo más cercano a ser perezosos emocionales. La resignación es la peor pereza a mi parecer. 

Por eso, decirle bye bye a la zona de confort es de esos pequeños pasos que nos ayudan a ser felices de maneras nuevas, con gratificaciones desconocidas y con sorpresas llenas de aprendizaje. La vida empieza donde termina tu zona de confort dicen por allí y también que la alegría esta a la vuelta de la zona de confort. 

¿Ustedes que piensan?